Sunday, February 8, 2015

La Revolución Norteamericana (Segunda Parte)

1764-1774. La  década de abusos.

Andrew Elliot, autor del texto "A discours Concerning Unlimited Submission" consideraba en 1765, que la sumisión era un delito.

Aquí está parte de su texto:

"Para una nación ultrajada hasta este punto,rebelarse unánimemente y ofrecer resistencia a su príncipe, e incluso destronarlo, no es un delito sino una forma  de reivindicar sus libertades y legítimos derechos;es hacer uso de los medios,y de los únicos medios que Dios ha puesto a su alcance para su propia y mutua defensa. Y sería en extremo criminal no hacer usos de esos medios.Sería estúpida sumisión e inexplicable locura por parte de cualquier nación, tolerar que un hombre cruel, ambicioso y atrabiliario se solace y disfrute con sus miserias. Y en ese caso sería más razonable suponer que, entre unos y otros,aquellos que no han resistido merecen ser condenados (más bien) que aquellos que lo hicieron."

"El 7 de Octubre de 1765 se reunieron en New York,los 28 delegados de nueve colonias (New Hampshire y Georgia adhirieron al Congreso sin participar; y éstas últimas, Virginia y Carolina del Norte fueron impedidas de participar por sus respectivos Gobernadores).
El Congreso elaboró una Declaración de Derechos, una petición al Rey y un memorial a ambas Cámaras del Parlamento. Considerada esta Asamblea como ilegal por las autoridades británicas, no fueron recibidos sus documentos, que por el contrario tuvieron favorable acogida entre los nortemericanos.
La Declaración publicada el 19 de Octubre de 1765, afirmaba que los colonos tenían derecho a pagar impuestos sólo en caso de consentir libremente por sí o por sus apoderados, y que al no tener representantes  en el Parlamento, sólo correspondía a sus Asambleas coloniales la regulación de los impuestos."


A fines de octubre, doscientos comerciantes acordaron:

"En todas las órdenes de compra que enviaran a Inglaterra, encargando mercaderías de cualquier clase, naturaleza y calidad importadas desde allí, ordenarían a sus agentes que no las embarcaran, a menos que la Ley de Sellos fuese derogada (...)ningún comerciante venderá mercadería enviada en consignación desde Gran Bretaña, si esa mercadería ha sido embarcada desde el 1ero de enero próximo."

Los Norteamericanos, incluyendo a los estudiantes, se unieron para llevar  a cabo el boycott en la lucha contra la Ley de Sellos, los Cabildos fueron mucho más efectivos que las Asambleas y en Nueva Londres,en Connecticut, se resolvió el 1ero de diciembre:

"Que cada impuesto que se exija de los súbditos ingleses sin que medie su consentimiento está contra los derechos naturales y fuera de los límites prescriptos por la Constitución inglesa...

Que es el deber de cada habitante de las colonias oponerse por todos los medios lícitos a la ejecución de las leyes que le han sido impuestas, y si no pueden librarse de ninguna manera, reasumir sus derechos naturales y la autoridad con que han sido investidos por Dios y por las leyes de la Naturaleza."

En la misma resolución el programa era:

"1) Que cada funcionario de esta colonia ejecute debidamente la tarea que se le ha confiado, agradable al verdadero espíritu de la Constitución inglesa y a las leyes de esta colonia.

2) Que cada funcionario que descuide el cumplimiento de su deber espere con razón el resentimiento del pueblo, y aquellos que cumplan con él debidamente puedan contar con su protección.

3) Se presume que ninguna persona inculcará públicamente, dese el púlpito o de otra forma, la doctrina de obediencia pasiva, o ninguna otra doctrina dirigida a tranquilizar la mente del pueblo,para que se sometan con docilidad a cualquier imposición injusta"

El boycott tuvo éxito y en marzo de 1766, fue derogada la ley frente a la presión del comercio metropolitano que había sido dañado seriamente; pero una nueva ley apareció para asegurar la dependencia de las colonias a la Corona y al Parlamento; ésta decía que el Parlamento, "Tuvo, tiene, y debe tener  por derecho,pleno poder y autoridad para dictar leyes y estatutos provistos de suficiente vigor y validez como para obligar, en todos los casos, a las colonias y pueblo de Norteamérica, súbditos de la corona Inglesa."

En 1766, nuevas medidas fueron adoptadas sobre el comercio, el cual significaba gravar todos los productos coloniales y pagar impuestos primero en los puertos británicos.

Los Norteamericanos resistieron esta medida, y su argumento fue "No queremos impuestos sin representación ", negado las facultades del Parlamento.

Como respuesta, los Norteamericanos decidieron hacer una Convención  provincial que protestó contra la política  británica y fue imitada por varias colonias en 1768 y 1769.

Los colonos se mantuvieron firmes en la defensa de sus derechos y se aplicó con más vigor el boycott comercial.
Los sectores populares recurrieron a las medidas de fuerza, por ejemplo, la huelga de los trabajadores del puerto de New York, que se negaron a desembarcar mercadería Británica, o los albañiles  de Boston que se negaron  a construir fortificaciones para el ejército inglés.

Luego de ataques a funcionarios de aduana por cobrar impuestos o del incendio del guardacostas inglés, Gaspee en Rhode Island y las represiones populares  que culminarían en la "matanza  de Boston " el 5 de marzo de 1770,la mayoría de las leyes quedaron derogadas, menos el impuesto al té,para afirmar la supremacía "cuestionada" del Parlamento.

En 1773 fue sancionada la Ley del Té y la reacción colonial no fue tanto por el impuesto, sino contra el monopolio que significaba la Ley.

"La Compañía envió bajo consignación el té a Charleston, Filadelfia, Boston y New York donde fue almacenado o devuelto, mientras que en Boston, frente a la negativa de los funcionarios reales de reembarcarlo,hombres disfrazados de indios asaltaron las embarcaciones arrojando al mar 342 cajones de té ( diciembre 1773)."

"El parlamento británico respondió con las Leyes Intolerables: cierre del puerto de Boston hasta que se indemnizara a la Compañía y se pagara los derechos de aduana (...) todo delito sería juzgado en la metrópoli(...)correspondía a la población alojar a los ejércitos que estaban en el país."

Los Norteamericanos respondieron con las medidas ya hechas, como boycott comercial y reforzaron lazos de solidaridad continental a través de los Comités de Correspondencia y las convenciones provinciales.


Berreta,A.(1980). Las Revoluciones Americanas (1774/1824).Tomo I:Las Revoluciones Norteamericanas y Haitiana. Ed. Ediciones de la casa del estudiante. Montevideo. Uruguay. pp. 12-16




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