El siglo
fue para el Imperio Romano de Occidente un periodo de desastres casi continuos.
Roma fue saqueada en el 410 por los visigodos, un pueblo germánico dirigido por
Alarico y amenazada en el 452 por los hunos, ruda nación mongola, dirigida por
su rey Atila, que murió de repente en el 453.
Los vándalos (germánicos) saquearon Roma por segunda vez, en el 455 y quedó casi como una ciudad –provincia.
En el 493
el jefe ostrogodo Teodorico arrebató Ravenna a Odoacro, líder de los visigodos,
e intentó poner orden en medio del caos. Convirtió a Ravenna en la capital de
su nuevo y efímero reino de Italia y
estableció allí su corte. Pero luego de su muerte en el 546, su reino
desapareció y Justiniano I que reinó en el 527 -565 , accedió al trono del
Imperio Romano de Oriente, que a partir de ahí podemos llamar Bizantino. Los
gobernantes bizantinos aunque hablaban griego y eran los custodios de la
cultura griega, se consideraban los herederos legales del Imperio Romano y se
autoproclamaban romanos. Justiniano se dedicó a defender el imperio contra los
hunos, los eslavos, los partos en el Este y en el Oeste defender a Italia de
las vándalos y los ostrogodos.
Al igual
que Constantino, Justiniano tuvo el control de la Iglesia en Oriente,
especialmente con el dogma y la extirpación de las herejías; con los visigodos
y los ostrogodos los obispos tenían cierta independencia con respecto al poder secular y esa
independencia estimuló el poder papal para imponer su supremacía, sobre todo el
papa Gelasio I (492-496) que llegó a proclamar la supremacía de la Iglesia
sobre el poder imperial.
En el 529
San Benito de Nursia fundó la gran orden que lleva su nombre, (la orden
benedictiana) regida desde la abadía de Monte Casino, situada en el sur de
Italia, se convirtió en el motor de la reforma y disciplina monástica, a la vez
que asumió la responsabilidad de la transmisión de la herencia de los
conocimientos clásicos de la Edad Media.
Ravenna.
Durante los años del reino ostrogodo y primeras épocas
del gobierno bizantino Ravenna se enriqueció con nuevos monumentos
eclesiásticos que fueron construidos con
ladrillo local y adornados con columnas de mármoles de colores.
San Vital de
Ravenna fue construida entre los años
525-547, el mortero no se usó seguramente a causa de lo difícil que era
conseguir madera para los moldes y las
cimbras en aquellas circunstancias políticas-económicas que caracterizaban la
Alta Edad Media.
La Iglesia de San Vital
tiene forma octogonal, uniformidad de sus paredes de ladrillo que se alzan
hasta la cubierta del segundo piso, solo está interrumpida por los arcos de las
ventanas y contrafuertes. La linterna octogonal central es sencilla, pero
examinando bien las paredes interiores son las octogonales. El espacio central
está rodeado, en la planta más baja por un deambulatorio y en la parte superior
por una galería. En los ocho ángulos interiores del deambulatorio, poderosos
estribos sostienen los arcos menores del deambulatorio y de la galería. Estos
arcos son cóncavos con respecto al espacio central y forman a partir de él,
algo así como ábsides transparentes; el octavo da lugar al presbiterio con su
altar central. La linterna tampoco es octogonal, una especie de pechinas
duplican el número de lados del tambor de 8 a 16.
Entrando a la iglesia a través del nártex, el fiel entra
en el deambulatorio y luego en el espacio central complejo, amplio, pleno de
luz, procedente de las ocho ventanas de la linterna. Las columnas son de mármol
veteado y cada estribo está cubierto de mármol hasta el punto de arranque de los arcos menores. Los capiteles son
diferentes, tienen cestos con una
decoración inciso superficial a la base
de parras entrelazadas, posteriormente pintadas, lo que les da un
aspecto más rico y complicado. Todas las piezas de mármol proceden de Oriente,
donde Teodorico había pasado diez años de rehén.
Todo el presbiterio- ábside, paredes laterales, lunetas,
jambas, arcos,
bóvedas- están cubiertos de mosaicos de oro y brillantes
colores. Los temas, procedentes del Antiguo Testamento, prefiguran el
sacrificio eucarístico. Por ejemplo al mirar a través del presbiterio delante
del altar, vemos en una luneta del arco, bajo los dos ángeles que llevan la
cruz en un medallón de oro, dos escenas de la historia de Abraham. En la
Izquierda Abraham, lleva a los tres
ángeles; en la derecha prepara al sacrificio a su hijo Isaac, que parece
predecir el sacrificio de Cristo. Isaac aparece en la media cúpula del ábside,
joven y sin barba, vestido con la púrpura y el oro imperiales, entronizando sobre
el orbe celestial y flanqueado por dos ángeles de pie vestidos con túnica
blanca, de los cuales uno representa a San Vital, y el otro al obispo
Ecclesius. San Vital, eleva sus manos cubiertas por un paño bordado de oro,
para recibir una corona de Cristo. El obispo Ecclesius, que empezó la
construcción de la iglesia, sostiene en sus manos una maqueta de la misma, inexacta
y deliciosa. De las rocas situadas al fondo brotan los cuatro ríos del paraíso.
Las rocas, las flores, los ríos e incluso las figuras son muy convencionales.
Bajo los pliegues de sus paños, pesados tubulares se esfuma la estructura
corpórea de las figuras, cuyos pies no
parecen descansar en el suelo y cuya mirada está fijada en la lejanía como por
encima y a través de nosotros. Cristo también parece estar suspendido y no
sobre el suelo. La mayor parte de la obra se terminó antes de la conquista de
Bizancio, en 1540.
En las
paredes laterales del presbiterio hay dos mosaicos imperiales. A la izquierda
del altar, el emperador Justiniano,
flanqueado por dignatarios, soldados y sacerdotes, a la derecha la emperatriz
Teodora, en medio de sus damas que contemplan serenamente al espectador, mientras presentas sus ofrendas
a Cristo, situado en la media cúpula superior, sin dirigir hacia él la mirada.
Se ha tratado de relacionar esas escenas con las procesiones de Constantinopla,
pero Teodora no participó de ellas.
Justiniano y sus ayudantes están sobre un
color verde pálido, sobre el fondo dorado. Tanto el cuenco como el cáliz está
visiblemente vacíos y tanto Justiniano como Teodora nunca vieron Ravenna.
Los
rostros son retratos muy ajustados,
enviados seguramente desde Constantinopla. Tienen ambos un halo dorado con
bordes rojos, como el de San Vital, aunque resulta que Teodora era cortesana,
pero como emperatriz trató de erradicar la prostitución por considerarla degradante
hacia la mujer.
El emperador se presenta como vicario de Cristo en la tierra, y la emperatriz como
compañera por orden divina.
Teodora le
salvó quince años antes, ya que Justiniano iba a huir para salvar su vida ante
sus enemigos.
Teodora
murió de cáncer en el 548.
Constantinopla.
Justiniano,
luego de la revuelta del año 532 emprendió un ambicioso programa de
reconstrucción de las iglesias en la devastada capital y, entre ellas, la
basílica de Santa Sofía (Santa Sabiduría) que había sido incendiada
hasta los cimientos. Llamó a matemáticos para la construcción de la iglesia y
que no tuviera que ver con la basílica tradicional, ellos eran Artemio de Tralles e Isidoro de Mileto.
Su planta
combina el eje tradicional típico de una basílica con una distribución de
elementos centralizada. En los ángulos de un área de cien pies bizantinos
cuadrados se elevan cuatro estribos de veintiún metros y medio de altura sobre
los que se apoyan cuatro grandes arcos. Estos arcos están conectados mediante
pechinas o triángulos esféricos cóncavos. Los extremos superiores de las
pechinas se unen formando un círculo continuo sobre el que descansa,
perfectamente encajada, la cúpula.
La cúpula
se Santa Sofía tiene la forma de una semiesfera rebajada y está compuesta por
cuarenta nervios que se unen en el centro. El crucero, de sección cuadrada, se
prolonga en los lados este y oeste, mediante semicírculos que están cubiertos
por semicúpulas, hasta las ábsides, agrupadas de tres en tres en torno de los
semicírculos y coronados en semicúpulas más pequeñas, los matemáticos, lograron
hacer las cúpulas con ladrillos unidos por los extremos.
Se accede
al edificio por un nártex cubierto con bóveda de arista y a través de una
puerta situada en el lado opuesto al ábside oriental, que cobijaba el altar.
Las naves laterales y las galerías situadas sobre ellas también están cubiertas
de bóvedas de arista.
Se
levantaron enormes contrafuertes (masas de mampostería sólida), claramente
visibles desde el exterior. Los minaretes fueron construidos después por los turcos, convirtiendo la iglesia en mezquita.
Tiene una cantidad de ventanas que iluminan el
templo, y tenían vidrios de color, hay una impresión de ingravidez.
El
significado de la luz en Santa Sofía puede entenderse tan sólo en términos
simbólicos. San Juan 1:4-9 “yo soy la luz del mundo”.
El templo
dedicado a la sabiduría, que se creía manifestada en la virgen María, madre de
Dios.
En cuanto a
los emperadores vicarios de Cristo, no renunciaron a su esplendor sobrenatural.
Las mujeres
y los catecúmenos confinados en las galerías, sólo podían tener una vista
fragmentaria del vasto interior.
La iglesia
fue terminada en el 537 después de sólo cinco años de trabajo, Justiniano dijo
: “¡Salomón te he vencido!”
El empuje
de la cúpula luego cedió y se hundió en el 558, la cúpula nueva se terminó en
el 563 y era más alta que la original.
Extraído:
Hartt, F. (1989). Arte.Historia de la Pintura.Escultura-Arquitectura. Ed. Akal. Madrid.