“El
tímpano de la catedral de Autun encarna los aspectos esenciales de la
mentalidad de los creyentes, revelando el carácter paradójico de la conciencia
de los hombres de la época medieval. El “juicio final”, esculpido ahí por
Gislebert, transmite el estado de los sentimientos y pensamientos del hombre
del principio del siglo XII ante las “postrimerías”: la muerte., el juicio, el
infierno y el paraíso.”
Aron I.Gurevich.
El tímpano de esta catedral tiene diferencias
esenciales con respecto a otros de la misma época; en principio, Gislebert,
firma la obra debajo de los pies de Cristo, cuestión poco común por los siglos
XII y XIII.
La composición del Juico Final es un poco particular,
pues hay una división del espacio diferente.
La enorme mandorla que envuelve la figura de Cristo, divide al tímpano en dos partes
iguales, a su mano derecha hay un grupo de apóstoles y más lejos están los elegidos
de Dios, que se dirigen a la Jerusalén celestial. A su mano izquierda,
está representada la escena del pesaje
por un arcángel y el infierno con diablos y el hocico del Leviatán.
A los pies de Cristo, hay una larga fila de figuras
pequeñas: son las personas que salen de
las tumbas, que deben comparecer ante el juez.
Hay diferentes
escalas de tamaño, sobre todo entre las figuras pequeñas y la de los apóstoles,
luego cambia radicalmente a un tamaño
inconmensurable Cristo, los santos y ángeles que rodean la mandorla.
Los apóstoles tienen su cuerpo alargado, cuestión criticada
por varios estudiosos.
Según Gurevich: “Toda
la escena del juicio produce una fortísima impresión.
Por contraste con una
figura en reposo del juez, que ha separado ligeramente los brazos hacia los
lados, todas las otras figuras aparecen quebradas por un movimiento
tempestuoso; la fuente de ese movimiento es Cristo (…).”
Por lo insólito de esta escena, fue tapada con yeso en
el siglo XVIII.
La discusión más grande, estriba en lo que señala Mâle:
” Los que han resucitado de entre los
muertos ya están divididos en absueltos y condenados en el momento en que
abandonan las tumbas. Eso se desprende de sus poses y gesticulaciones, de la
expresión de sus rostros: los llenos de alegría y esperanza se colocan a la
derecha de los pies de Cristo; los sumidos en desesperación, a la izquierda.
Los malditos están agitados por el horror; sus cuerpos, retorcidos; la cabeza
de uno de los rechazados por Dios es ceñida por las enormes garras del demonio,
que recuerdan tenazas. La frontera entre el bien y el mal la marca un ángel con
una espada en la mano, situado precisamente en medio de la hilera de los que se
levantaron de entre los muertos.”
Mâle señala que posiblemente Gisleber creía en la predestinación,
pero es a su vez es bien discutido ya que sería una práctica condenada y
herética.
A diferencia de las escenas del Juicio Final en otras
iglesias, el paraíso y el infierno están representados por debajo de los que se
levantan de las tumbas, en Autun está a la inversa ( el paraíso e infierno
están arriba y los resucitados están por debajo de ambos).
Werckmeister da la siguiente interpretación de las
inscripciones del tímpano:
”Cristo
interviene en el papel de juez sólo con respecto a una parte de los resucitados,
y ellos representan no la desesperación de los condenados, sino el miedo ante
el juicio inminente y por eso se oponen a su propia resurrección, lo cuál es
único en la iconografía del Juicio Final. En cambio, el júbilo de la otra parte
de los que se levantaron de las tumbas es un testimonio de su condición de
elegidos.”
En la inscripción que se refiere a los elegidos dice:
”
Así resucitará todo el que no lleve una vida impía, y para él alumbrará por siempre la luz del día.”
En la parte de los que fueron reprobados dice:
”Aterrorice
aquí el terror a los que están ligados a los errores terrenales, porque el
horror de estas representaciones significa que este será su destino.”
Estos mensajes están destinados al espectador y no a
las figuras representadas en el tímpano. Todas las promesas como las amenazas
están puestas en el Cristo juez, confirmado por lo que dice en la mandorla:
”Sólo
yo juzgo a todos y recompenso según los
méritos, y quien transgredió será castigado por mi el juez.”
Gurevich, reflexiona sobre la escultura y añade que el
cristiano portador de la conciencia terrestre no se daba cuenta de cuándo se celebraría el Juicio Final, la
iglesia le inculcaba que sería después de la venida de Cristo, en un futuro
indefinido, cuando terminaría la historia terrenal del género humano. Pero al
mismo tiempo, existía la dualidad de entender que los castigos y los premios
deben seguir inmediatamente a los actos, por lo que también se pensaba que ese
juicio llegaría a la hora de su muerte.
De todas maneras no está resuelto el tema, pero el
autor nos dice que el tímpano refleja los pensamientos y sentimientos del
hombre del siglo XII.
Gurevich,A. (2003).Entretextos: Revista Electrónica Semestral de Estudios Semióticos de la Cultura.El portal Occidental de la Iglesia de Saint-Lazaire en Autun y las paradojas de la conciencia Medieval.2.Universidad de Granada. España.
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