Thursday, November 6, 2014

El Movimiento Juntista Hispanoamericano de 1808 y 1809

La apetencias imperialistas de los franceses, traducidas en las misiones negociadoras que enviaron a distintas partes del continente americano, como las reiteradas exhortaciones del movimiento juntista español por contrarrestar dichos avances, condujeron a los hispanoamericanos a la celebración de "juntas como en España."

Sin embargo, la similitud aparente que reunió a ambos movimientos juntistas, peninsular e hispanoamericano, fue solamente formal y consistía en que ambos lugares se formaron juntas y proclamó "lealtad a Fernando VII". En lo sustancial, España e Hispanoamérica ofrecían diferencias apreciables, porque también era distinta la situación española de la hispanoamericana.En efecto, en España las juntas aparecieron como una solución de emergencia para enfrentar una situación extraordinaria: ni estaba en su entorno el rey considerado legítimo ni ocupaban su lugar las autoridades que podían legalmente actuar en su nombre.
En América, la situación era distinta. Las autoridades que actuaban en nombre del rey (virreyes, capitanes generales y Reales audiencias), se mantenían intactas y la amenaza extranjera, si bien existía, no tenía la urgencia y gravedad que presentaba en España.

Por lo tanto el movimiento juntista hispanoamericano, aunque con raíces comunes con los sucesos españoles, enfrentó otras problemáticas de carácter local que se mezcló con las circunstancias que la metrópoli estaba viviendo: el viejo antagonismo provocado por la dependencia que oponía, en diferentes niveles,a criollos, peninsulares, indígenas y mestizos. Por eso el movimiento juntista americano derivó, en el transcurso de los años subsiguientes, en un derrotero muy diferente del que España había soñado para sus posesiones de ultramar. Sin embargo, en 1808, ni los españoles peninsulares, ni los españoles americanos, vislumbraron esa posibilidad.

Consecuencias del movimiento juntista hispanoamericano.

La consecuencia más notoria fue poner en evidencia la crisis del régimen español. El resquebrajamiento del proceso colonial, anunciando por la disconformidad  de los criollos y los fallidos intentos de los precursores de la revolución, se ponía plenamente de manifiesto en esta serie de acontecimientos en lo que aún, sin embargo, se mantenía como principal bandera, el vínculo de fidelidad de España.

Sin embargo, poco o nada quedaba del andamiaje español, en tanto que las juntas ponían de manifiesto el desprestigio de las antiguas instituciones, en tanto cada vez se evidenciaba más la ineficacia de las mismas para enfrentar las situaciones de emergencia en la medida en que, también con relativa facilidad, autoridades del peso político y del prestigio de virreyes, hubiesen  sido removidas con facilidad,( Iturrigaray, México 1808) o hubiesen sido acusados de traición,( Liniers, Río de la Plata, 1808) sin mayores repercusiones desde la metrópoli.

Por último la experiencia  política de la formación de las juntas, estimuló las viejas aspiraciones políticas de los criollos, que habiendo tenido la oportunidad de realizar su primera experiencia de gobierno, difícilmente se resignarían a ser dejados nuevamente de lado.

El temor que estos hechos provocaron en los sectores peninsulares, la certeza de la falta de respaldo efectivo desde la metrópolis para reafirmar sus posesiones, condujo a aquellos a la aplicación inflexible de enfrentamiento con los criollos, que llevaría inexorablemente a la revolución.

Principales movimientos juntistas de 1808-1809.

 Los principales movimientos juntistas de esta etapa ocurrieron en : Bogotá, México, Montevideo, Buenos Aires, Chuquisaca, La Paz, Quito. Sin entrar a detallar sus características particulares, cabe señalar que en estos movimientos, los grupos peninsulares fueron curiosamente los primeros en desobedecer las directivas metropolitanas y con ello asestar los primeros golpes a la administración colonial.

En México, por ejemplo, al conocerse el pedido de España de que se organizaran juntas, un grupo de criollos, amparados en la teoría que al estar prisionero el rey de España, la autoridad había recaído en el pueblo, le otorgaron al cabildo- la institución más representativa de los intereses de la comunidad criolla local- el carácter de Junta. El virrey Iturrigaray apoyó la iniciativa que, sin embargo,fue duramente resistida por el grupo españolista, que se pronunciaba desde la Real Audiencia. Contando con respaldo militar, este grupo destituyó al virrey y encarceló a los principales dirigentes del movimiento.

El movimiento juntista hacia 1810.

Hacia 1810 la difícil situación española se había complicado más aún. la resistencia popular recibía sucesivos reveses, y el otrora liberado suelo español apenas se circunscribía, en 1810, a la ciudad de Cádiz.
Allí la Suprema Junta de Sevilla había decidido la creación de un Consejo de Regencia y luego se había disuelto. Allí también los peninsulares, en un desesperado intento por mantener la unidad de la monarquía española, habían declarado desde las cortes instaladas en setiembre de 1810, la igualdad de los derechos entre europeos y americanos y la promesa de olvido de los actos de desobediencia protagonizados por los hispanoamericanos.

La tendencia liberal de las Cortes se puso de manifiesto en otras disposiciones más:
represión de abusos que se cometieron en la persona y bienes de los indios, eliminación de antiguas prohibiciones relativas a cultivos e industrias, acceso de los criollos para la ocupación de todos los cargos públicos, otorgamiento de un derecho de representación equivalente al de los metropolitanos.
Sin embargo, tanto las proclama formuladas, como los planes militares de reconquista, no podían llevarse a la práctica y la importancia que la metrópoli demostraba a sus colonias, fue captada en el ambiente hispanoamericano. Fue así, que el antagonismo entre los grupos criollos y las autoridades residentes en América, se vio  acrecentado luego de los sucesos de 1808 y 1809. En efecto, los virreyes y capitanes generales, con su prestigio y autoridad muy disminuidos, sabiendo que no podían esperar de España para sostenerse, radicalizaron sus posturas imposibilitando toda tentativa de acercamiento. El proceso revolucionario se iniciaba imperceptiblemente.


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