Los conflictos Hispano - Lusitanos y sus proyecciones.
Al comenzar el siglo XVIII, el hecho más significativo que marcaba un cambio sustancial en la vida de la Banda Oriental había sido la fundación portuguesa de la Colonia del Sacramento, concretada en 1680.
La fundación portuguesa en territorio español de la Banda Oriental, alertó a los españoles sobre los ya demarcados intereses portugueses por el territorio oriental, con lo cual se inició en esta linde fronteriza, despoblada y sin aparentes riquezas a excepción de la ganadera desparramada por las deshabilitadas praderas, una serie de conflictos, cuyos resultados variaron muchas veces por vicisitudes que atravesaban las relaciones diplomáticas entre España y Portugal.
Precisamente cuando comenzaba el siglo XVIII, la Nova Colonia do Sacramento, luego de haber surgido ataque de las fuerzas españolas provenientes de Buenos Aires, había vuelto a quedar en manos portuguesas en virtud de un acuerdo diplomático anterior firmado entre España y Portugal y ratificado por un tratado en 1701.
En 1705 España y Portugal estaba nuevamente en guerra en Europa. En el río de la plata, el conflicto repercutió con nuevas operaciones dirigidas desde Buenos Aires contra la Colonia, que fue reconquistada y despoblada.
La guerra de sucesión española también provocó consecuencias para la Colonia.
Por el Tratado de Madrid, España renunció a sus derechos sobre ella en 1715; este hecho provocó serias amenazas para España. En efecto, la nueva Colonia, reconstruida, actuó intensamente como centro de comercio impulsando el contrabando hacia el puerto de Buenos Aires.
Por otra parte, se construyó como centro desde el cual empezó la expansión sobre la campaña oriental, inclusive, haciendo preparativos para un establecimiento lusitano en la bahía de Montevideo. Este peligro fue conjurado con la fundación de Montevideo por el gobernador de Buenos Aires, Bruno Mauricio de Zabala.
En 1750, el Tratado de Madrid, por el que se procedió a una delimitación de posesiones hispanas en América, dispuso la devolución de la Colonia a España. Sin embargo, Colonia permaneció en manos portuguesas y el Tratado de Madrid fue anulado años después por el Tratado del Pardo (1761).
En 1762, durante la llamada "Guerra de 7 años", en el que España y Portugal se enfrentaron como parte de opuestas coaliciones, el gobernador de Buenos Aires, Cevallos, sitió y ocupó Colonia. Pero su esfuerzo quedó frustrado al finalizar la guerra con el Tratado de París, pues España resolvió devolver la colonia a Portugal.
El último episodio de la disputa ocurrió en 1777. Decidida a afirmar sus posesiones en el Río de la Plata, España convirtió estas tierras en un nuevo virreinato. Su primer virrey fue Pedro de Cevallos, se apoderó de Colonia y la destruyó. La nueva situación fue consolidada ese mismo año por el tratado de límites de San Ildelfonso, después de la cual Colonia quedó definitivamente en manos españolas.
Fundación de Montevideo.
En el marco de estos conflictos entre portugueses y españoles debe situarse la decisión española de fundar en la Bahía de Montevideo una fortificación, la primera que daría comienzo a la colonización oficial española en territorio oriental.
La fundación de Montevideo constituye, dentro del proceso colonizador rioplatense, un hecho tardío, sintomático de la escasa importancia que durante mucho tiempo se le había atribuido a la Banda Oriental por parte de las autoridades españolas.
Existieron algunos proyectos de los gobernadores bonaerenses para crear una población estable en la Bahía de Montevideo, pero esos proyectos no llegaron a concretarse en la realidad. La paz de 1715 y los peligros de la expansión portuguesa que ella implicaba sobre toda la banda oriental, dio el impulso para que se concretaran los planes que tuvieron al fin su realización; ocurren que la disposiciones del mencionado tratado se presentaban para una interpretación que otorgaba derechos sobre territorios orientales tan imprecisos que podían comprender desde la Colonia hasta la Bahía de Montevideo.
Entre 1716 y 1717, Felipe V recomendó especialmente al gobernador de Buenos Aires, Don Bruno Mauricio de Zabala, que impiediera todo intento portugués de establecimiento en Montevideo o Maldonado y para que a su vez fortificara y poblara esos lugares.
El inusitado interés que la corona de golpe demostró, respondía a la necesidad de cortar la expansión portuguesa, pero además, también para hacer acto de presencia en un territorio que le pertenecía y que empezaba a ser acechado por la presencia de bucaneros y de embarcaciones inglesas, interesadas ya en la zona. Un intenso contrabando - que evadía considerables ganancias - se concretaba no sólo por la Nova Colonia, sino por faenas clandestinas que abundan en las praderas de la Banda. Una única alternativa surgía capaz de quebrar ese estado de cosas: poblar.
Sin embargo, el gobierno de Buenos aires se mostró algo reticente al cumplimiento de la recomendación real ; se argumentó falta de recursos y de familias dispuestas a instalarse en el lugar. Para algunos autores, estos argumentos, aunque válidos, escondían el propósito de Buenos Aires de retrasar el poblamiento que podía convertirse en rival de la capital.
Por último la iniciativa portuguesa de establecer un segundo puesto de avanzada en la ensenada de Montevideo, definió la situación. En efecto, el 22 de noviembre de 1723, el Maestre de Campo Manuel de Freitas Fonseca, siguiendo órdenes del rey de Portugal, iniciaba al frente de su expedición la construcción de la fortificación.
Proceso Fundacional.
El contraataque no se hizo esperar y para enero de 1724, Zabala había iniciado la contraofensiva, No se llegó al enfrentamiento. El 19 de enero Freitas Fonseca reembarcó él mismo sus tropas y los españoles quedaron al día siguiente dueños de la situación.
El paso siguiente fue la continuación de la construcción de la fortificación, dirigida a tales efectos por el Ing. Domingo Petrarca. Fue en esta etapa que colaboraron alrededor de un millar de indios tapes provenientes de las misiones jesuíticas . A estos primeros pasos siguieron los del poblamiento del lugar. El mismo se cumplió en una serie de etapas:
1724
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Llegada de las primeras familias provenientes de Buenos Aires.
Se trataba de apenas seis familias totalizando 34 personas.
Estas 6 familias eran encabezadas por
Jorge Burgues, Sebastián Carrasco, Juan Bautista Caillo, Juan Antonio
Artigas, José Gonzalez de Melo y Bernardo Gaytán.
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1727 | - Fijación del ejido y los propios de la ciudad. - Reparto de las primeras chacras, a cargo de Millán entre otros vecinos. Las chacras se repartieron por ambos márgenes del arroyo Miguelete, con una extensión de 200 a 400 varas de frente sobre el arroyo y una legua de fondo. se debía edificar vivienda e iniciar cultivos en el plazo de tres meses. |
1728
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- Reparto de estancias. El primer reparto fue de 22 estancias de 3000 varas de frente y una legua y media de fondo; la mayor parte de ellas estuvieron ubicadas sobre el arroyo Pando y sobre Carrasco.
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- 20 de Diciembre. Fundación jurídica de la ciudad; Zabala ordena se forme el "Cabildo, Justicia, Regimiento.
- Arribo a Montevideo de 25 familias más provenientes de las Islas Canarias, que completaron el contrato de Alzáibar. Ingreso de un contingente de soldados.
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1730 | - Designación de los integrantes del Cabildo. Con la instalación del primer Cabildo el 1º de enero se considera finalizado el proceso fundacional de Montevideo. |
Primeros pobladores de la ciudad.
La población inicial de Montevideo provino de Buenos Aires, Islas Canarias y presumiblemente ingresaron familias de Tucumán, Santa Fe, Corrientes y Asunción. En general se trató en todos los casos de familias muy jóvenes con hijos chicos, cuando los había.
Como espontáneamente no fue sencillo encontrar candidatos dispuestos a afincarse en estas márgenes del Plata, la gobernación de Buenos Aires, hizo públicos los privilegios que recibían los primeros pobladores del lugar de acuerdo con lo prescrito por las Leyes de Indias: ser reconocidos "hijosdalgo y personas nobles de linaje y solar conocido"; otorgamiento de un solar en planta urbana y una chacra y estancia fuera de ella; 200 vacas, 100 ovejas, ayuda de transporte de materiales para sus construcciones, así como mano de obra indígena; exención de impuestos. Para obtener la propiedad de las tierras a repartirse debían cumplir un lapso de permanencia en las mismas no inferior a 5 años.
Los vecinos se vieron sujetos a la rigidez de la vida militar; no debe olvidarse que se trataba
de una fortificación con guarnición militar permanente, en que la delimitación entre la jurisdicción civil y militar estaba muy poco definida, razón por cual el Cabildo y Comandantes, chocaban alternativamente en defensa de sus atribuciones y derechos.
Cuando por Real cédula del 22 de diciembre de 1749, Montevideo se convirtió en Gobernación política militar, dentro de los límites señalados por Millán, la ciudad pudo gozar de una mayor autonomía, principalmente con respecto a las autoridades bonaerenses y además empezaba ya a verse acompañada de diseminadas poblaciones que también conformaron los primeros pasos del poblamiento oriental.
las actividades de los primeros pobladores estaban, pues, ceñidos al cultivo y cría de ganado y para ello estaban prescritas las normas a sujetarse. En ellas se percibe la tradicional costumbre española de la explotación comunal de bienes y tierras; así por ejemplo, los ganados orejanos hallados en la jurisdicción de la ciudad, no podían ser aprovechados en forma individual, sino en tarea común tanto para la faena, arreo o corambre. De igual manera el usufructo de pastos, aguas, montes, leñas y frutas silvestres y el uso de caminos.
Organización administrativa de la Banda Oriental luego de la fundación de Montevideo.
Antes de la fundación de Montevideo la totalidad de la Banda Oriental dependió primero de la gobernación del Río de la Plata con sede en Asunción y luego cuando a partir de 1617 la gobernación se dividió en dos, dependió de la gobernación del río de la Plata cuya capital pasó a ser Buenos Aires.
Cuando Montevideo se fundó, la Banda Oriental quedó dividida en tres jurisdicciones desde un punto de vista administrativo. Ello significó que hasta fines de la época colonial tres centros diferentes ejercían su autoridad en determinadas partes de la Banda :
* En la parte sur, en la estrecha franja paralela a la costa del Río de la Plata, Montevideo ejercerá autoridad.
* En la parte central, entre el fin de la jurisdicción de Montevideo y el Río Negro los territorios correspondientes dependieron de la jurisdicción de Buenos Aires.
* Entre el alto Uruguay y el Río negro, abarcando gran parte del actual Río Grande do Sul, se extendía la jurisdicción de las Misiones y luego de la expulsión de los Jesuitas, del Yapeyú (1767).
Esta división tripartita del territorio oriental creó inconvenientes a su población. Ello es fácil de comprender si se piensa que tres centro distintos con normas, disposiciones, reglamentos y criterios diferentes, aplicaban su autoridad sobre un pedazo de territorio. Ello quería decir que para un poblador de la Banda Oriental que estuviera ubicado en la región próxima al Río Negro, al sur o al norte del mismo, debía obedecer disposiciones provenientes de sus centros de autoridad respectivos y más engorrosa aún, todo trámite que debiera concretarse requería el traslado del interesado al lugar con las consabidas molestias que ello traía consigo, máxime dadas las dificultades en la comunicación que existían.
Pero no solo se trató de molestias a la población, sino de trastornos en el desarrollo de una administración eficiente, ya que el principio básico de unicidad de criterio para manejo del territorio, estaba ausente. Eso trajo graves consecuencias prácticas, por ejemplo a lo atinente a la tramitación de registros de propiedad de la tierra, puesto que todo intento de legalizar una situación de ocupación de la misma o de su compra, requería, si estaba en jurisdicción bonaerense o de las Misiones, el traslado del interesado al centro de la ciudad correspondiente.
A su vez, Montevideo, a comienzos del siglo XIX, había crecido sustancialmente en importancia y movimiento, por lo que su jurisdicción artificialmente reducida conspiraba contra el desarrollo posible de la ciudad.
Los Tratados de Límites.
Los enfrentamientos con portugueses llevaron a la necesidad de acordar, paulatinamente, los límites que marcaban derechos sobre jurisdicciones. En el siglo XVIII el curso de los acontecimientos había dejado sin efecto el Tratado de Tordesillas, ya que Portugal, desde que tuvo conciencia del Nuevo Mundo descubierto, nunca se resignó a guardar para sí solo la breve franja entre el Atlántico y la linea de San Vicente que el tratado asignaba..
Por ello, durante el siglo XVII los portugueses ampliaron su espacio colonial, a través de las "bandeiras" y a través de sus ejércitos.
A comienzos del siglo XVIII, enfrascados con España en conflicto por la Colonia del Sacramento y por las vicisitudes de la política europea, se había firmado entre ambos países el Tratado de Madrid, el cual sin embargo finalmente fue dejado sin efecto.
Por último, hacia 1777, cuando la presencia española en las lindes con las posesiones portuguesas se había consolidado, cuando España había demostrado claramente también su interés por estos territorios, decidiendo la creación del Virreinato del Río de la Plata, concretó con Portugal la firma de un nuevo tratado de límites, el último tratado de importancia relativo a límites americanos firmado entre España y Portugal.
El Tratado de San Ildefonso de 1777.
Establecía una delimitación entre américa portuguesa y la América española, reproduciendo en sus límites generales los límites establecidos anteriormente en el Tratado de Madrid. Las mayores variantes se relacionan con la frontera rioplatense: el territorio de las antiguas misiones jesuíticas quedaba en el poder de España; en cambio, el territorio del Río Grande se adjudicaba a Portugal.La linea fijada por el tratado de San Ildefonso partía del Océano Atlántico, en la desembocadura del Arroyo Chuy. Entre dicho arroyo y el pequeño arroyuelo Tahin, que unía la Laguna Merín y la Laguna Manguera, se extendía una amplia zona neutral de alrededor de 8.000 Km2, que comprendía la Laguna Merín y los territorios adyacentes.
Hacia el norte de la zona neutral, la linea partía de la boca del Piritaní, en el San Gonzalo y llegaba, siguiendo la cuchilla del Tape hasta la desembocadura del Pepirí Guazú en el Paraná, era posesión portuguesa. La linea tenía en toda su extensión una zona neutralizada de una legua de ancho.
Nunca se llegó a establecer una demarcación definitiva sobre el terreno, siguiendo las líneas establecidas por el Tratado. A pesar de que vinieron comisiones demarcadoras, integradas también por hombres de ciencia, no se lograron acuerdos sobre múltiples puntos que fueron objeto de interpretaciones distintas. De todas maneras, la presencia de diversos hombres de ciencia en estos territorios, contribuyó al conocimiento de la geografía.
La línea de San Ildefonso fue violada progresivamente por los portugueses. Entre 1790 y 1800 ocuparon la zona neutral de la Laguna Merín. Durante la guerra de 1801 entre España y Portugal y aún después de firmada la Paz de Badajoz, los portugueses avanzaron por el centro y por el norte y ocuparon las Misiones Orientales llevando de hecho la frontera hasta el Ibicuy.
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